La capacidad de comunicarse y resolver los conflictos es fundamental para garantizar la continuidad de la pareja y la familia. Ésta, durante el tiempo, tiene que hacer frente a muchas situaciones positivas y/o negativas que pueden generar estrés, como pueden ser el primer año de convivencia, el nacimiento de los hijos, los cambios en la situación laboral o económica, etc.

Es frecuente encontrar dificultades de entendimiento entre los componentes de una pareja, generadas por roturas de los canales de comunicación, por la huida o evitación de los conflictos, la utilización de mecanismos inapropiados para expresarse, por dificultades de comprensión del mensaje del otro o malas interpretaciones. Los problemas de comunicación pueden derivar en discusiones no productivas o conflictos constantes que ocasionan otras consecuencias como el distanciamiento de la pareja. 

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La gestión de nuestras emociones es un aspecto fundamental en nuestra vida diaria. Al conocer nuestras propias emociones, podemos identificar cómo nos afectan y aprender a manejarlas de manera adecuada. Esto nos permite mejorar nuestra comunicación, evitando malentendidos y conflictos innecesarios.

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​Cuando somos conscientes de nuestras emociones, podemos expresarlas de manera clara y asertiva, lo que facilita la comprensión por parte de los demás. Además, al ser más sensibles y empáticos con nosotros mismos, podemos comprender mejor los sentimientos y necesidades de quienes nos rodean. Esta habilidad nos permite establecer relaciones más sólidas y satisfactorias, basadas en el respeto mutuo y la comprensión.

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La gestión emocional también nos ayuda a controlar nuestras reacciones impulsivas y a tomar decisiones más acertadas en situaciones difíciles. Al ser conscientes de nuestras emociones, podemos evitar actuar de manera irracional o agresiva, lo que contribuye a mantener un ambiente de paz y armonía en nuestras relaciones interpersonales.